El 2021 no solo constituyó un desafío para el colegio desde lo pedagógico, sino también para un sinfín de aspectos complementarios en áreas de servicio, que  tuvieron que adaptarse o reinventarse.

Si bien el 2020, el primer año de la pandemia, nos tomó por sorpresa, el ciclo siguiente trajo consigo un escenario mucho más complejo en el cual las expectativas de las familias, los chicos y el staff BDS frecuentemente chocaban con una situación que, aunque en las intenciones era aperturista, esta condición no estaba presente en la letra de las resoluciones y protocolos que regulan la actividad escolar.

Así como en el ámbito académico, en las áreas de gestión del colegio tuvimos que trabajar intensamente en innumerables hipótesis para responder de la mejor manera posible a las necesidades de aprendizaje de los chicos, muchas veces anticipándonos a posibles cambios en la situación normativa de un domingo a un lunes.

El área de Tecnología tuvo que dar rápida respuesta a los nuevos requerimientos por parte del staff docente, que debía encarar a la vez clases presenciales y/o virtuales dependiendo no solo de las posibilidades de asistencia de los chicos, sino también de la evolución epidemiológica de los casos, siempre presentes en el staff y las familias.

Operaciones y Mantenimiento tuvieron a cargo el relevamiento, la planificación de los espacios y luego la implementación de los cambios, que muchas veces implicaba armar y desarmar un ambiente hasta cinco veces por día,  supervisar el correcto funcionamiento de los protocolos de ingreso y egreso a los edificios o su limpieza y desinfección .

Desde  Recursos Humanos tuvimos que abordar múltiples desafíos tales como la gestión de los casos sospechosos y confirmados del staff, su impacto en las actividades escolares y el apoyo a las nuevas iniciativas pedagógicas que el contexto nos pedía para implementar las mejores alternativas posibles de enseñanza.

También, desde la sección de Contabilidad y Finanzas avanzamos con acciones para facilitar la interacción con las familias y los proveedores, con el fin de mantener la sustentabilidad del proyecto en un año de tantos cambios.

Finalmente, el 2021 fue muy desafiante desde la comunicación y las admisiones del colegio. Por un lado, cómo mostrar la institución y facilitar las instancias para que las familias nuevas conocieran el proyecto y las instalaciones. Por el otro, cómo mantener una comunicación abierta y constructiva con la comunidad del colegio, en un contexto de tanta sensibilidad y diferentes expectativas.

Retomo la comparación inicial con lo académico: el 2021 también nos dejó muchas enseñanzas y nuevas y valiosas formas de abordar desafíos complejos. Dio lugar a un espacio de reflexión y de repensar qué debía volver a funcionar como antes de la pandemia y qué cosas  debíamos mantener o transformar para dar más valor al proyecto educativo. En síntesis, lograr equipos y procesos flexibles, que puedan equilibrar las buenas prácticas tradicionales y las innovadoras, con la sensibilidad necesaria para adaptarnos a desafíos futuros.

Federico J. Sciola

Administrador General de BDS